OFICINA DEL CRONISTA OFICIAL DEL MUNICIPIO JUSTO BRICEÑO, TORONDOY

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¡TORONDOY TAMBIÉN ACLAMÓ!


Cipriano Castro llegó al poder después de triunfar sobre el gobierno de Ignacio Andrade en la llamada “Invasión de los Sesenta”, en 1899. El nombre le viene del número de hombres con que penetró desde Cúcuta, entre ellos Juan Vicente Gómez. La campaña fue de cinco meses: partió el 23 de mayo y llegó a Maracay, donde el gobierno capituló, el 22 de octubre. El itinerario que siguieron Castro y sus hombres fueron: Capacho-Tovar-Mérida-Trujillo-Barquisimeto-Nirgua-Bejuma-Tucuyito-Valencia-Maracay-Caracas.
Todos los enfrentamientos contra el ejército de Andrade fueron exitosos. Ignacio Andrade huyó al extranjero. La invasión de Castro fue una reacción de los liberales contra el gobierno despótico y continuista de Andrade y sus seguidores. Se llamó “Revolución Liberal Restauradora”.
Reunido el Cuerpo Electoral, el general Cipriano Castro fue elegido por unanimidad presidente de la República para el período 1905-1911, y los generales Juan Vicente Gómez y José Antonio Velutini, primero y segundo vicepresidentes.
A partir de 1904 parece como si Venezuela quisiera olvidarse de la guerra, de la lucha entre las ásperas facciones personalistas y pretendiera hacer menos cruel la pobreza. El presidente Castro, a quien unos lo llamaron “El Restaurador” y otros “El Cabito”, ocupa su tiempo en giras por el interior del país. Siente debilidad por la oratoria y en un día cualquiera pronuncia diez o más discursos. Aficionado al baile, los autores musicales se esmeran en la calidad de las composiciones que escriben, y se multiplica el número de valses y de contradanzas. Se podría decir que Venezuela vive en tiempo de vals. Pero en medio de la aparente unidad nacional y de la “paz de Varsovia” que reina en el país hay algo que preocupa cada vez más al presidente Castro: el alejamiento del vicepresidente Gómez, que se ha establecido en la población aragüeña de Maracay, rodeado de sus familiares y de un crecido número de militares tachirenses que formaron en el ejército de la revolución restauradora y que luego le acompañaron en las campañas de 1902 y 1903. Gómez se siente desplazado en el ánimo de Castro por el grupo de los políticos valencianos. Siente que lo vigilan, que conspiran contra su destino político. Y comprende, además, que Castro está secuestrado por quienes lo complacen con todas sus debilidades y caprichos y encuentran justificación política y seudojurídica para todos sus antojos. El presidente Castro distingue al joven general Francisco Linares Alcántara como el primero de sus nuevos amigos; se entienden y padecen la misma debilidad por las bellas mujeres, por las peleas de gallos y por los bailes, y se asocian además en negocios de ceba de ganado.
Por otra parte, la ofensiva de la prensa internacional desatada como respuesta a sus demandas y juicios contra las compañías extranjeras empieza a preocupar al presidente Castro, pues sus enemigos criollos están agrupándose de nuevo en el destierro, y muchos, a imitación de Matos en 1902, prometen al Departamento de Estado Norteamericano que, de triunfar en su nueva intentona revolucionaria, liquidarán ese régimen de cobros, juicios y amenazas que ha entronizado Castro.
Castro piensa entonces que es absolutamente necesario convocar un plebiscito, una movilización nacional que, cuando menos, aparente la aprobación de su conducta en este singular enfrentamiento con los intereses económicos y el prestigio de poderosas naciones. Quiere volver a ser elegido, pero ahora no por el Congreso, sino por el clamor de las manifestaciones de todos los estados que le pidan categóricamente que siga en el poder. Para lograr este plebiscito, que en el lenguaje político de la época se va a llamar “La Aclamación”, y para poner al enigmático Juan Vicente Gómez en el trance de tener que definir sus intenciones, el presidente Castro anuncia repentinamente, a comienzos de abril de 1906, su intención de retirarse transitoriamente del ejercicio de la presidencia. Este manifiesto titulado “Ofrenda a la Patria”, en  el que argumentaba que se separaba del cargo por sentirse cansado y estar desinteresado por conservar la presidencia. Pero no señala fecha de regreso al mando. Juan Vicente es el primer sorprendido con esta maniobra y en un primer momento trata de dar excusas, pues no quiere desempeñar una presidencia provisional que no ha buscado y que está rodeada de peligros. Pero como su política es la de una aparente y total sumisión a los caprichos de Castro, sin averiguar razones, el 9 de abril de 1906 asume Gómez la presidencia de la República en su condición de primer vicepresidente, y al día siguiente 10, el presidente Castro aparece como cualquier pasajero en la estación del ferrocarril en Caño Amarillo y se acerca a la taquilla a comprar un pasaje, pues viaja a la ciudad de La Victoria, sin séquito ni guardias.
Gómez, receloso, se encarga de la presidencia, pero se limita a vigilar el orden público y la marcha de la administración. Desde La Victoria, Castro le insiste en que está revestido de la totalidad del poder y que, por tanto, debe nombrar su gabinete; Gómez le responde que no es necesario ningún cambio ministerial y que hasta el final de su ejercicio mantendrá el Consejo de Ministros que actuaba el 9 de abril. Más, antes los nuevos requerimientos de Castro, Gómez le somete una lista de posibles ministros, advirtiéndole que se trata de un proyecto y que los propios candidatos que en ella figuran ignoran su intención de nombrarlos. Pero al leer los nombres de Arístides Tellería y de Carlos León, Castro veta los candidatos propuestos y califica la lista de una verdadera provocación.
El 23 de mayo de 1906, Castro publica un manifiesto que aún crea mayor confusión en el ánimo de Gómez. Castro acusa al gobierno de “prohibir las espontáneas manifestaciones de los pueblos” con motivo de su retiro de la presidencia y en “las cuales expresa Venezuela su agradecimiento” por su labor como gobernante. Amenaza con retirarse a la vida privada y habla de su próxima renuncia ante el Congreso Nacional. Gómez le replica en un escrito que circula por todo el país: “Jamás he tenido el deseo de ser político”, le dice Gómez. Y agrega: “Fue usted quien me hizo salir de mi hacienda y entrar en la vida pública. Y al contraer las graves obligaciones que ese paso me imponía, sólo me guió, como único móvil, mi gran cariño, mi sincero afecto por usted”. Le repite que sólo aceptó ejercer provisionalmente la presidencia “por complacerle”; pero le advierte que no quiere “intervenir en la lucha política, que es más temible que la de los campamentos”, y al pedirle nuevamente que regrese inmediatamente al ejercicio de la presidencia, le pide “protección para mis amigos, que son también los de Castro”. En un cruce de cartas sin precedentes en la historia de los presidentes de Venezuela. El mismo 23 de mayo, el presidente del estado Aragua, Francisco Linares Alcántara, gran figura del castrismo, convoca a todos los habitantes de La Victoria y de los pueblos circunvecinos a marchar en manifestación hasta la residencia del general Castro para pedirle que retorne cuanto antes a la presidencia. En el desfile participan los comerciantes, los empleados públicos, las escuelas y los sacerdotes. A la cabeza de la manifestación marchan los miembros del Concejo Municipal de La Victoria, y en su nombre habla el doctor Manuel Toro Chimíes: “En una orden de la patria agradecida”, le dice el orador, “usted tiene que retornar al ejercicio del poder supremo”. “En una orden y un ruego”, repite el orador. Y Castro responde: “Cuando todas las municipalidades del país tomen la misma actitud que la municipalidad de La Victoria y manifiesten de igual manera su respaldo, pensaré en tomar una decisión.
La municipalidad de La Victoria se dirige entonces a los ayuntamientos de toda la República. “El plebiscito debe expresar el anhelo nacional por el retorno de Castro”, dice en su mensaje el presidente de la citada municipalidad. Y desde aquí se instruye a los presidentes de los estados para que colaboren con los Concejos Municipales en la más rápida y elocuente realización de los plebiscitos municipales. Los acuerdos van precedidos de cinco, de seis y a veces más considerandos en los cuales manifiestan los concejales su ferviente castrismo, su partidarismo exacerbado.
En la Sesión Extraordinaria del 29 de mayo de 1906 llevada a cabo por el Concejo Municipal de Torondoy “Se dió cuenta de la alocución que como ofrenda a su Patria dió el Ciudadano General Cipriano Castro  Restaurador de Venezuela el 23 del presente y puesta en consideración la Corporación unánimemente resolvió dictar el acuerdo siguiente”:
El Concejo Municipal del Distrito Torondoy, en sesión extraordinaria:

Considerando Primero.
Que por notable y desprendido manifiesto fechado en La Victoria el 23 de mayo, por el cual renuncia el Gral. Cipriano Castro Restaurador de Venezuela la Presidencia de la República.

Considerando Segundo.

Que la renuncia y separación del Gral. Castro de la dirección de los destinos que los pueblos de la Nación le confiaron, por ser él quien puede salvar los grandes intereses de la Patria, es un hecho por demás sensibles, pues venderá la desunión y los inmensos tiempos alcanzados en los anteriores siete años quedaron detenidos por la falta de impulso del hombre extraordinario que es y se hace necesario como Presidente de la República.

Considerando Tercero.

Que es un deber de los pueblos dar muestras de gratitud al que ha salvado y ha hecho respetar las instituciones y buen nombre de la Nación.

Acuerda:

Exigir al Restaurador de Venezuela que acepte las sinceras y necesarias manifestaciones que todos los pueblos de la República le han ofrendado para que asuma la dirección de sus destinos, por ser indispensable su presencia en el Poder, y excitarlo a que desheche tan ingrata resolución y pensamiento que han conmovido por inesperado a la Ciudadanía de todo el País.

El Concejo Municipal se hace intérprete del sentimiento público de los habitantes de este Distrito para elevar esta unánime petición al Ciudadano General Cipriano Castro. Dado en el Salón del Concejo Municipal del Distrito, en Torondoy a 29 de mayo de 1906. Martín Quintero, Presidente. Cipriano Barrios, Secretario.

A continuación se transcribe el manifiesto realizado por las Autoridades Municipales y habitantes en aquel entonces Distrito Torondoy, cabe destacar la lista que le anexaron al Acuerdo cuenta con más de doscientas (200) personas, es decir, que estuvieron presentes en el momento sin tomar en cuenta en este caso a las mujeres de la localidad:
Rumores de suprema ansiedad que anuncian horas tristes para la vida triunfal de la República, han llegado hasta estas enhiestas cumbres en donde se enseñorea la Ley con sus grandes atributos, sostenida por el Genio Tutelar que ha ilustrado bizarramente los anales del patriotismo contemporáneo. Honda agitación ha producido en nosotros, consagrados á nuestras labores agrícolas en medio de la paz establece y fructífera que ha fundado el Benemérito Restaurador de Venezuela, General Cipriano Castro, el Documento en que éste, nuestro invicto Jefe, anuncia su retiro de la vida pública y el propósito de dimitir ante el Congreso Nacional el bastón de la Magistratura, que el voto unánime del país confió á sus altas dotes de ciudadano y de Caudillo Ilustre. Y al conceptuar que el bien inestimable de la normalidad que reina del uno al otro confín de la Patria puede sombrearle la desconfianza pública, por la ausencia del Restaurador de Venezuela al frente de los destinos de la Nación, y resultar de ahí, cuando menos, horas de zozobras que entristecerían la armonía de la familia venezolana, pensamos que no puede abandonar el Caudillo Andino la obra grandiosa de la Restauración Liberal, precisamente en momentos que marcha victoriosa la Causa popular á la cima del ideal vinculado en sus principios redentores. Por estas razones, y por el natural sentimiento de nuestra gratitud hacia el que nos ha dado paz honrosa, la ciudadanía del Distrito Torondoy hace un llamamiento al noble patriotismo del General Cipriano Castro, le pide con instancia que abandone el propósito de sustraerse á la actividad política, por incompatible con la felicidad nacional, y que se reencargue de la Presidencia de la República tan luego como hayan cesado sus quebrantos de salud. Torondoy, mayo 29 de 1906.

General Leoncio Barrios, Antonio Lares, Atilio Sardi Salas, Diego Nucete G., Cipriano Barrios, Antonio Lares Rumbos, Bartolomé Delgado, Martín Quintero, Ruperto Barrios, Rómulo Lobo, Marciano Briceño, Maximiliano Espinoza, Roger Salas, José del Carmen López, Rodolfo Salas Lares, Simón E. Rendón, Ramón Orellana, Rafael Lares, Porfirio Rumbos, Antonio Orellana, Antonio José Angarita, Ramón Araujo S., Abel A. Araujo, Antonio Villarreal, Carlos L. Fontana, Teófilo Villarreal, Rafael A. Cáceres, M.A. Araujo, Lesmes A. Rodríguez, Juan de Dios Silguero, J. Antonio Rodríguez, Reyes R. Moreno, Reyes Molina, Salvador Lacruz, Juan Torres, Carmelo Gil T., Candelario Peña, Antonio Rivas, Juan Molina, Eloy Valero, Martín Pineda, Leonidas Bravo, Pedro F. Mendoza, Carmelo Mejía, Rafael Bravo, Ignacio Méndez, José López, Patricio Hernández, Henrique Torres, Melquíades Parra, Pedro Rivas, I. Balza, Ramón Avendaño, Rafael Avendaño, Maximiliano Guardia, Custodio Parra, Ramón Rangel, Andrés Ibarra, Jesús Briceño, Rafael Abreu, Víctor Centeno, Candelario Centeno, Rafael Balza, Trino Villamizar, A. Villamizar, Grimaldo Sánchez, José María Rivas, Hipólito Rivas, J. del Cristo Rivas, José Irene Rivas, Segundo Calderas, Patricio Parra, Domingo Calderas, Esteban Rivas, Rafael Rivas, Pedro Montilla, Natalio Balza, Bartolo Balza, Víctor Balza, Sotero Uzcátegui, Pascual Uzcátegui, Secundino Uzcátegui, Esteban Pérez, Francisco Pérez, Juan Bautista Pérez, Juan Hernández, Salomón Hernández, Marcial Rosales, Antonio Rosales, Juan Sánchez, Pablo Sánchez, Calixto Sánchez, Estaban Centeno, Cerván Torres, Rito Balza, Ignacio Rivas, Juan Torres, Fernando Torres, Isidro Mejía, F. Francisco Alrecos, Francisco Sánchez, Basilio Hernández, Rafael Saavedra, Ricardo Omaña, Celestino Rangel, Rafael Araujo, José Rubio, Encarnación Briceño, Andrés Espinoza, Pedro F. Paredes, Nemecio Calderón, Antonio Uzcátegui, Santos Uzcátegui, Miguel Uzcátegui, Anselmo Alarcón, José Antonio Díaz, Víctor Díaz, Miguel Rumbos, Ezequiel Ruiz, Vicente Moreno, Cecilio Pantoja, Cantalicio Ramírez, J. R. Palomares, Francisco Antonio Palomares, Ismael Palomares, Ismael Briceño, Luís Osuna, Eliseo Osuna, Hilarión Pulido, Rosalino Briceño, José T. Rivera, Pedro Suárez, Rafael Delgado, Jesús María Duarte, Juan Antonio Briceño, Ramón Araujo B., Ángel María Torres, Silverio Torres, Paulino Suescún, Eliseo Suescún, Francisco Zapata, Rafael Trejo, Daniel Barrios, Juan Molina, Cesar Briceño, Supertino Rojas, Asunción Arias,  Pablo Arias, Pedro Cerrada, Pedro Cárdenas, Eustaquio Rojas, Francisco Rojas, Simeón Altuve, Eduardo Márquez, Juan C. Rangel, Rafael Rangel, Ignacio Rangel, Braulio Altuve, Carmelo Ramírez, Rafael Angulo, Felipe Vergara, Espíritu S. Cadenas, Juan de la Mata Márquez, Claudio Pulido, Juan Araque, Resurrección González, Balbino González, Marcelino Rojas, Eleuterio Gutiérrez, José de la Paz Gutiérrez, Marcelino Altuve, Celestino Altuve, Hipólito Vergara, Hilario Ponce, Marcelino Márquez, José Ramírez, Mateo Márquez, Jesús Ramírez, Juan Cancio Márquez, Asunción Márquez, Cirilo Peña, Felipe Márquez, Rosalino García, Emigolio Márquez, Manuel Rondón, Carmelo Márquez, Diógenes Gutiérrez, Baldomero Mejías, Martín Mejías, Claudio Rondón, Benjamín Vivas, Natividad Ramírez, José Resurrección Rivas, Francisco Díaz, Pascual Lobo, Diógenes Mejías, Alejo Guillén, Elauterio Pereira, Juan de la C. Ramírez, Nicomedes Márquez, Toribio Serrano, Joaquín Márquez, Tomás Márquez, Isidro Mora, Florencio Mora, Bibiano Guillén, Norberto Márquez, Ignacio Guillén, Nicolás Rodríguez, Félix Paredes, Jesús Calderón, Pablo Rojas, Roso Martínez, Gabriel Rojas, Simón Rojas, Leandro Díaz, José de la Cruz Barrios, Juan Barrios, Pedro Pablo Trejo, Rafael Dávila, Isidro Dávila, Ázael Dávila, Jesús María Díaz, Juan Bautista Dugarte, Cándido López, Epiménides Torres, Mercedes Torres, Antonio Torres T., Antonio Torres, Rafael Calderón, Eduardo Torres, Eloy Monzón, Antonio Paredes, Emiliano Albornoz, Marcos Paredes, Cipriano Calderón, Antonio María Arias, Alejo Arias, Encarnación Hernández, Vicente Trejo, Natividad Torres, Antonio Pérez, Rafael Díaz Torres, Eustaquio Trejo, Eusebio Avendaño, Lino Avendaño, Manuel Avendaño, Gonzalo Avendaño, Fabriciano Torres C., Francisco Torres, Antonio Torres, Rafael Puente Torres, Ramón Puente, Ricardo Torres, Liborio Torres, Adolfo Torres, Eusebio Albornoz, Juan Albornoz, Rafael Díaz Albornoz, Ramón Dugarte, Jesús Puente, Juan Díaz, Alejandro Albornoz, Rosario Carrillo, Silvestre Contreras, Fernando Contreras, Hipólito Contreras, Silvestre Rojas, Presentación Rodríguez, Gabriel Paredes, Juan Gavidia, Teodoro Albornoz, Carmelo Albornoz G., José María González, Candelario Puente, Epifanio Pernía, Luis Cadenas, Rafael Trejo, Remigio Guerrero, Rafael Puente D., Carmelo Salinas, Carmelo Avendaño, Santiago Alvarado, Jesús María Castillo, Miguel Contreras, Candelario Contreras, Teófilo Sánchez, Francisco Escalante, Trino Escalante, Rafael Rojas, Gabriel Rojas, Francisco Nava, José Bolívar, Felipe Torres, Antonio Díaz, Etanislao Trejo, Protacio Quintero, Juan María Velásquez, Natalio Barrios, Joaquín Paredes, Ventura Blanco, Antonio Trejo, Asunción Gavidia, Lino Valera, Carmelo Valero, Teófilo Valero, Terencio Trejo, Remigio Albornoz, Evaristo Gavidia, Francisco Ángel, Manuel Reces, Mercedes Dugarte, Fernando Torres, José del Carmen Torres, Laureano Torres, Presentación Torres, Juan P. Maldonado, Rafael Torres, Carmelo Peña, Máximo Peña, Alejandro Avendaño, Nicolás Balza, Higinio Lauter, Antonio Pérez, Cruz Torres, Vicente Avendaño, Víctor Muñoz, Ignacio Balza, Paz Balza, Pedro Rangel ,Santos Zerpa, Victoriano Peña, Julián Sánchez Parra, Pedro Parra, Casimiro Cadenas, Manuel Cuevas, Antonio Balza, Rafael Valero, Carmelo Valero D., Luis Avendaño, Juan Bautista Avendaño, Pedro Avendaño, Isidro Isarra, Fermín Sánchez, Encarnación Sánchez, Rosalino Paredes, Marciano Torres, Pedro Dávila Quintero, Elauterio Quintero, José de la Cruz Sánchez, Ángel María Sánchez, Blas María Ruiz, Héctor Angulo, Alejandro Valero, Salomón Nava, Santiago Paredes, Francisco Sánchez, Apolinario Sánchez, Antonio Sulbarán, Antonio Ramírez, Antonio Quintero, Santiago Albornoz, Ruperto Angulo, José Trinidad Rangel, Carlos Avendaño, Lino Avendaño, Gonzalo Avendaño, Eusebio Avendaño, Basilio Rangel, Camilo Calderón, Carlos Angulo, Gabriel Uzcátegui, Pascual Sánchez, Indalecio Sánchez, Eugenio Sánchez, Juan Pablo Mendoza, Juan Padilla, Juan Quintero, Miguel Cárdenas, Juan Suárez, Francisco Calderón, Concepción Benítez, Santiago Briceño, Juan Briceño, José Dolores Briceño, Santos Peñuela, Juan Garrido, Tomás Garrido, Martín Araujo, Natividad Araujo, Juan N. Toro, Saturnino Toro, Fermín Toro, Antonio Flores, Antonio Madrid, Pablo Moreno, Sandalio Quintero, José Lobo, Ruperto Lobo, Nicolás Quintero, Carmelo Sánchez hijo, Sandalio Angulo, Felipe Sambrano, Rosalino Ruiz, Domingo Ávila, Juan Ramos, Venancio Quintero, Rafael Mora, José Juan Hernández, Evaristo Espinoza, Gregorio Franco, Eleazar Cuellos, Ismael Cuello, Bernabé Rangel, José Rangel, Santiago Benítez, Eulogio Hernández, Luis Felipe Cerrada, Antonio Rivas, Santiago Rivas, Martín Sánchez, Ramón Sambrano, Pedro Benítez, Fernando Torres, Nicanor Uzcátegui, Juan A. Vielma, Pompilio León, Martín Sánchez, Rafael Lobo, Efraín Sánchez, Luis Uzcátegui, Foción Cerrada, Juan E. Parra, Amador Escalante, Dolores Sánchez, Juan C. Calderón y Nieves Angulo”.
En Sesión Extraordinaria del 03 de agosto de 1906, “Se dio cuenta de un telegrama en que el Concejo Municipal del Distrito Ricaurte del Estado Aragua solicita la cooperación de las Municipalidades de la República para ofrendar al Restaurador de Venezuela, una medalla conmemorativa de la aclamación Nacional, y cuyo acto tendrá lugar el doce de octubre próximo. En consideración el cuerpo unánimemente acordó: que se eroguen de las Rentas Municipales del Distrito Torondoy la suma de cincuenta (50) bolívares para contribuir al gasto que ocasione la ofrenda; y elaboró el siguiente acuerdo”:


El Concejo Municipal del Distrito Torondoy:

Considerando.
Qué es un deber sagrado de los pueblos hacer justicia a sus benefactores los que se distinguen por los inmensos bienes que a las Nacionalidades aportan.

Considerando.

Que el Restaurador de Venezuela Benemérito Gral. Cipriano Castro ha salvado una vez más a la República, al reencargarse, de la primera Magistratura un acotamiento a la unánime e insólita aclamación que el País levantó instándole que asumiera el primer puesto que sus conciudadanos le habían designado.

Considerando.

Que el Restaurador de Venezuela, sumiso y patriota dio nueva prueba de abnegación al atender tan justa como indispensable suplica, por lo que los Concejos Municipales acuerdan como homenaje de gratitud al Héroe, ofrendarle una medalla recuerdo de los pueblos agradecidos.

Acuerda:

Remitir el presente acuerdo firmado por todos sus miembros, al gobierno del Estado, para que sea enviado a la comisión que en representación de las Municipalidades del Estado Mérida presentarán al aclamado de los pueblos. Dado firmado. Martín Quintero, Presidente. Andrés Orellana, Secretario.


El 02 de noviembre de 1908, El Presidente del Concejo Municipal Torondoy Andrés Antonio Orellana presentó un proyecto de acuerdo para pedir a la Legislatura del Estado la reforma de la Constitución Nacional, a efecto de que el Benemérito Gral. Cipriano Castro pueda continuar en la primera Magistratura de la República después del 23 de mayo de 1911. Aprobado el acuerdo se sancionó en la siguiente forma:


El Concejo Municipal del Distrito Torondoy.

Considerando.

Que el Gral. Cipriano Castro Restaurador de Venezuela ha fundado y sostenido la paz de que los disfruta la Nación y llevada a la Patria Venezolana por la ruta de la gloria, de la prosperidad y de la grandeza, salvando en más de una ocasión la integridad y el honor de la República.

Considerando.

Que es un sagrado deber de los pueblos rendir el homenaje de su gratitud a los benefactores de la Patria.

Considerando.

Que por tales razones se hace necesaria la reforma de la Constitución Nacional a fin de que el Benemérito General Cipriano Castro, Restaurador de Venezuela pueda continuar en la Presidencia de la República después del 23 de mayo de 1911.

Acuerda.

Art. 1º Dirigirse a la Legislatura del Estado en su próxima reunión ordinaria para que solicite del Congreso de la Nación las reformas que estime convenientes en nuestra carta fundamental a fin de que el invito General Cipriano Castro, Restaurador de Venezuela, continúe en la primera Magistratura después del 23 de mayo de 1911.

Art. 2º Enviar un ejemplar del presente acuerdo al Benemérito General Cipriano Castro como un homenaje de cariño y adhesión que le tributan los habitantes de este Distrito.

Art. 3º Transcribir también este acuerdo al Ejecutivo del Estado para su debido conocimiento. Dado en el Salón donde celebra sus sesiones el Concejo Municipal del Distrito en Torondoy a 02 de Noviembre de 1908. Andrés Antonio Orellana, Presidente. Cipriano Barrios, Secretario.

El 11 de abril de 1909, la Presidencia de Torondoy expuso: que habiendo esta Corporación dictado un Acuerdo en fecha 02 de Noviembre del año próximo pasado, pidiendo al Congreso Nacional la reforma del artículo 77 de la Constitución Nacional a fin de que el Gral. Cipriano Castro continuase en la Presidencia de la República y atendiendo a que según autos dictados por la Corte Federal y de Casación, el Gral. Castro se halla bajo la acción de la ley y por ende inhábil para el ejercicio de empleo alguno, ha provocado la presente Sesión Extraordinaria para exponer las razones dichas y consideradas por los Miembros de la Corporación excitarlos a la elaboración de un nuevo acuerdo que levante la Sanción y anule el referido Acuerdo sancionado el dos de Noviembre próximo pasado. En consideración lo expuesto por el Ciudadano Presidente fue apoyado y la Corporación por mayoría de votos resolvió la elaboración del siguiente Acuerdo:

El Concejo Municipal del Distrito Torondoy

Considerando.

Que esta corporación en fecha dos de Noviembre del año próximo pasado dictó un Acuerdo en el cual pedía al Soberano Congreso de la Nación la reforma del artículo 77 de la Constitución Nacional, a fin de que el Gral. Cipriano Castro continuase ejerciendo la Presidencia de la República;
Considerando.

Que el General Cipriano Castro en virtud de autos dictados por la Corte Federal y de Casación se encuentra bajo la acción de la Ley por considerársele autor de delitos comunes que la misma Ley provee y castiga:
Considerando:

Que el actual Gobierno que preside en la República el Benemérito General Juan Vicente Gómez satisface de modo pleno las aspiraciones de la Ciudadanía por que él garantiza la estabilidad de la paz pública y la mayor prosperidad y grandeza de la Patria;

Considerando:
Que el actual Constitución Nacional reclama importantes modificaciones que la pongan de acuerdo con la índole é intereses del pueblo venezolano;

Acuerda:

Art. 1º Levantarle como en efecto lo hace la sanción al Acuerdo dictado con fecha dos de Noviembre del año próximo pasado dejándolo en consecuencia nulo y sin ningún valor.

Art. 2º Dirigirse al Congreso Nacional pidiéndole efectúe las reformas  que considere oportunas en nuestra Carta Fundamental.

Art. 3º Enviar un ejemplar de este Acuerdo firmado por todos los Miembros de la Corporación al Congreso Nacional por órgano del Cdno. Ministro de Relaciones Interiores y comunicarlo también al Gobierno Nacional y al del Estado.

Dado en el Salón de Sesiones del Concejo Municipal del Distrito Torondoy el día doce de abril de mil novecientos nueve. Años 98º de la Independencia y 51º de la Federación.



BIBLIOGRAFIA CONSULTADA


SALVAT, Juan. 1988. Conocer Venezuela in Historia 5. Tomo 5, Salvat Editores Venezolana, S.A., Caracas, Venezuela pp. 523-528

CASTILLO, Aureo Yépez. 2000. Historia de Venezuela. 8º grado educación Básica. Editorial LARENSE, C.A. Caracas, Venezuela pp. 85 y 86

Libro de Actas del Concejo Municipal de Torondoy. 1906-1909
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CADENA DOCUMENTAL DE LA HACIENDA LA LAGUNA – LA BOLÍVAR (TORONDOY)

Con elogios hablaremos de algunas de estas pujantes haciendas, muy nombradas durante los siglos XIX, XX y todavía lo que va del XXI, para esto recurrimos a las fuentes documentales que se conservan y resguardan en el Registro Subalterno de Torondoy, nos permitió obtener datos importantes en las referidas haciendas, así tenemos que las haciendas “La Laguna” y “La Bolívar” el señor Ramón S. Torres, vecino de Torondoy, sería el apoderado de Lucio Paredes, vecino de la ciudad de Mérida, para que vendiera a la firma mercantil “Sardi Hermanos” (Atilio y Jaime) una casa construida por el sistema de tapia y cubierta en parte de tejas y zinc, ubicada en el sitio de “La Laguna”, tenía una pieza destinada al establecimiento mercantil, con su armario, mostrador y un departamento de habitación, cuyo inmueble en venta fue construido por el mismo Lucio Paredes en terrenos que había comprado a Teodoro Quintero (según escritura registrada en Mucuchíes, en fecha 7 de mayo de 1888), su lindero era la siguiente: por el frente 46,80 metros, es decir, 56 varas,  y llegaba al camino público; por el costado derecho 35,94 metros, es decir, 43 varas, y el camino que conducía al mismo bien inmueble; por el fondo 41,39 metros, es decir, 50 varas, colindaba con terrenos de Andrés Villarreal. En la misma negociación entraba una posesión con arboledas de café, caña de azúcar y frutos menores, partes destinadas a potreros, denominada “La Bolívar”, con casa de habitación cubierta de zinc, además tenía cilindro, aventadora y oficinas para el beneficio del café, trapiche de hierro y 30 cabezas de ganado vacuno. La aludida finca tenía los siguientes linderos: por el pie cafetales de Susana Sánchez de Briceño y la hacienda de la empresa d’Empaire CA; por la cabecera fincas del mismo vendedor; por el costado derecho con posesiones de Antonio Lares Rumbos y Luis Fontana; y por el costado izquierdo con posesiones de Jesús Delgado y Marciano Briceño. Cabe destacar que el inmueble en venta fue adquirido al General José Antonio Chalbaud Cardona (según escritura de fecha 14 de septiembre de 1895). En el extenso documento de venta entraba en la misma negociación 36 bienes inmuebles y muebles que pasaban a manos de la firma “Sardi Hermanos” (documento registrado y protocolizado en Torondoy, bajo el Nº 4, protocolo 1º, tercer trimestre de fecha: 9 de septiembre de 1903). Posteriormente Jaime Sardi Salas hipotecó sus dos (2) haciendas “La Laguna” y “La Bolívar” a los señores de la casa comercial Blohm Compañía de Maracaibo por la cantidad de cuarenta y nueve mil quinientos veintitrés bolívares (49.523,0 Bs) de los viejos, cuya negociación la hizo en fecha 16 de febrero de 1934 y registrado en Torondoy, bajo Nº 29, protocolo Nº 1, primer trimestre, de fecha: 15 de marzo de 1934. En 1935, Jaime Sardi Salas le pasa los bienes inmuebles y muebles “La Laguna” y “La Bolívar”, a su señora esposa Ana María Dávila de Sardi, como pago de deuda que había adquirido con la misma, por la cantidad de cincuenta mil bolívares (50.000 Bs), de los viejos (documento registrado y protocolizado en Torondoy, bajo Nº 7, protocolo 1º, primer trimestre de fecha: 11 de febrero de 1935). En 1957, doña Ana María Dávila de Sardi, ya viuda, domiciliada en la ciudad Mérida, le vende las dos (2) haciendas situadas en la jurisdicción de Torondoy al señor José Ramón García, comerciante, también domiciliado en la misma ciudad, cuyo precio fue por la cantidad cien mil bolívares (100.000,0 Bs), de los viejos, la venta se efectuó en el Juzgado del Distrito Libertador del Estado Mérida (2 de mayo) y Registrado en la Oficina Subalterna de Torondoy, (bajo el Nº 15, protocolo 1º, segundo trimestre de fecha: 21 de mayo de 1957).

José Ramón García, comerciante, domiciliado en la ciudad Mérida, le vendió al ciudadano Roselio Antonio Guzmán Cabrera, los mismos bienes inmuebles y muebles, el precio de venta fue por trescientos mil bolívares (300.000,0 Bs), de los viejos. La negociación se efectuó en el Juzgado del Distrito Libertador (Mérida) (el 28 de abril de 1959) y registrado en la Oficina de Torondoy (bajo el Nº 23, protocolo 1º, segundo trimestre, de fecha: 4 de mayo de 1959).

Don Roselio Antonio Guzmán Cabrera, agricultor, domiciliado en Torondoy dio en venta pura y simple e irrevocable al Instituto Agrario Nacional (IAN) (creada por decreto Nº 172 del Ejecutivo Nacional en fecha 28 de junio de 1949 y publicado en Gaceta Oficial Número 22958, fecha 30 del mismo mes y año), los fundos “La Laguna” y “La Bolívar” en la jurisdicción de Torondoy, Estado Mérida, con una superficie total de 221,50 hectáreas, dentro de la venta entraba todas las mejoras (caminos, construcciones, edificaciones, cultivos de café, caña de azúcar, musáceas y frutos menores, entre otros), el precio fue por la cantidad trescientos siete mil quinientos noventa y un bolívares (307.591,0 Bs) de los viejos, según avalúo practicado por el mismo Instituto Agrario Nacional, quedando excluido los equipos y maquinarias que ascendía a un monto de setenta y ocho mil bolívares (78.000,0 Bs.). De manera que el pago quedaba fraccionado de la siguiente manera: al vendedor, es decir, Roselio Guzmán recibió en efectivo 52.591,0 Bs, Isolina Dávila Paredes (heredera, domiciliada en la ciudad de Mérida) 27.500,0 Bs, el doctor Julio Gutiérrez Arellano (domiciliado en la ciudad de Mérida) apoderado de los hermanos Marcolina y Augusto José López Dávila (también herederos, la primera residía en Nueva York le otorgó un poder al abogado Julio Gutiérrez Arellano por medio de la Embajada de Venezuela en Nueva York, Estados Unidos, y el segundo que residía Washington le otorgó un poder por medio de la Embajada de Venezuela en Washington al mismo abogado). Aquí tenemos que destacar que la venta de todas las bienhechurías y demás anexidades pasaron a ser del IAN como único dueño (el Doctor Wenceslao Montilla, era el Presidente del Instituto Agrario Nacional, autorizado por el Director del mismo y en donde aceptó la venta en sesión de 14 de junio de 1965). Documento registrado en Torondoy bajo el Nº 32, protocolo 1º, tercer trimestre, de fecha: 19 de agosto de 1965.

Cabe destacar que el 22 de abril de 1920 el Ejecutivo del Estado Mérida nombró a Jaime Sardi Jefe Civil del Distrito Torondoy. Otro hermano del suscrito era Julio Sardi, médico, escritor, periodista, ensayista, crítico y diplomático; algunos autores aseveran que nació en la ciudad Emeritense, otros que en Caracas (n. 20/08/1880). Sin embargo, hizo vida pública en Mérida, cuando ocupaba el cargo de Secretario General de Gobierno del Estado, sus oficios despachados, bien sea oficial o telegrafiados llegaban constantemente a las Autoridades Municipales de Torondoy. Las referidas haciendas tuvo varios administradores: el señor Clemente Avendaño, también lo haría Gustavo Vargas. Posteriormente salió una comisión representada por funcionarios del Concejo Municipal y Sociedad Civil (1964-1965) para la ciudad de Caracas, a plantearle al Instituto Agrario Nacional (IAN) el caso de la finca, la cual abarcaba gran parte del territorio de la población y la necesidad que había de muchos campesinos que no tenían terrenos para trabajar la agricultura. El Instituto Agrario aceptó negociar dicha finca con los herederos y la adquirió. Para 1965 los delegados del Instituto Agrario Nacional dividieron la finca en parcelas de 4 y 5 hectáreas c/u; en total salieron 101 parcelas, llamándose, en adelante, Asentamiento Campesino Laguna–Bolívar. Las parcelas fueron donadas a personas necesitadas.


Para seguir apoyando la agricultura de la localidad, en especial, el café, el gobierno nacional construyó unas modernas instalaciones con equipos (receptora de café) administrados por Foncafé y la Cooperativa CRAM, pero en la década de los 80 este trabajo cesó. Cuando llegó la carretera a la población de Torondoy (1959), la Bolívar fue la primera finca que se le hizo camellón debido al gran auge que ella representaba. En la actualidad tenemos que mencionar que por descuido de las autoridades municipales, el consejo comunal “La Bolívar” y comunidad en general, se permitió para que se derribara los tapiales que todavía se mantenían en pie, sobre todo la casona de dos pisos, para construir una infraestructura moderna, ignorando la propuesta que el cronista municipal presentó en el año 2011 al consejo comunal del lugar para que se restaurara dicha edificación y poner a funcionar una posada turística que tanta falta hace en la jurisdicción. Pero también años anteriores (1996) se mandó a derribar por completo la vieja casona de “La Laguna”, para construir la nueva sede de la Escuela Básica “Briceño Méndez” y puesta en funcionamiento en el 2001, para la mayoría de los habitantes era una necesidad, ya que la vieja sede estaba sufriendo daños irreparable a consecuencia de los movimientos en masas que sufre constantemente el poblado de Torondoy y sectores vecinos.


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Actualmente en Torondoy, capital del Municipio Justo Briceño del estado Mérida, se está organizando el Archivo Histórico Municipal. Lugar donde reposan y se conservan importantes documentos en cuanto a gestión municipal se refiere, que datan desde 1850. Gracias a la gestión actual del Alcalde José Benito González se inyectaron una importante cantidad de recursos económicos; de alguna otra forma darle un sentido más armónico y ordenado toda esta documentación para poder acceder a ellos. Actualmente se está prestando servicio al público en general.


El trabajo para la organización está a cargo del Cronista Oficial del Municipio Justo Briceño, T.S.U. Rafael Pulido, en donde ha observado una importante cantidad de documentos valiosos en cuanto a la historia local se refiere, uno de ello es el libro de la Cofradía del Glorioso Patriarca San José que data de 1910; en investigaciones anteriores el cronista del municipio había deducido que no existía la Sociedad de San José ó algún tipo de cofradía del Santo patrono de Torondoy, por lo que se ameritó su creación el primero de marzo del 2007 y canonizado por Mons. Luis Alfonso Márquez Obispo Auxiliar de la ciudad de Mérida y Auxiliar de la Diócesis de El Vigía – San Carlos del Zulia para el momento; a la cual pertenecemos ésta última, en su visita de fecha 19 de marzo del mismo año, día de la Festividad de San José (libro Crónicas de Torondoy, 2008). Otro documento que podemos mencionar es el primer libro de Actas del Concejo Municipal, cuyas actas insertas van desde 1894 hasta 1905; que posteriormente estaremos publicándolo parte de ellas por este medio para el conocimiento de todos.

Sin embargo, con el hallazgo del libro original de la Cofradía del Glorioso Patriarca San José; considerado como una reliquia documental, cuya acta la redactó el Pbro. Bernabé Vivas, párroco de la parroquia Torondoy durante su estadía desde 1908 hasta 1921, en donde expresaba el deseo de la creación de la referida cofradía por su inexistencia para el momento y la propagación del culto en ésta feligresía al glorioso patriarca. Seguidamente después de haber hecho dicha solicitud en el mismo libro aparece refrendado por la Visita Pastoral de Mons. Antonio Ramón Silva a la Parroquia de Timotes de fecha 15 de julio de 1910, de manera tal que su Señoría aceptó la conformación de dicha cofradía, a su vez los estatutos se tomarían las mismas establecidas para la Parroquia de Santa Lucía de Timotes.

Expongo entonces para el conocimiento del público en general; utilizando nuestra tecnología actual en donde se escaneó todas las páginas del libro original y, tengan siempre claro aquella lucha espiritual de tantos fieles creyentes dejado en el olvido por más de 70 años, valga nuestras memorias.

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Excmo. y Rvdmo. Sr. Dr.


Antonio Ramón Silva dignísimo Obispo de la Diócesis de Mérida.

Timotes.

Pbro. Bernabé Vivas, Cura Párroco de San José de Torondoy ante su Sría. Ilma. y Rvdma. respetuosamente expongo: que no existiendo en esta parroquia la Cofradía del glorioso Patriarca San José, y desando la propagación de su culto en esta feligresía haciendo a los fieles participantes de los bienes espirituales que se conceden a los cofrades del Patrón de la Iglesia universal, suplico humildemente a Sria Ilma. y Rvdma. se digne establecerla canónicamente para mayor gloria del Santo Patriarca y bien de las almas. Dios nuestro Señor le atribuirá este beneficio y los fieles y el suscrito le quedaremos altamente agradecidos. Es gracia que esperamos en San José de Torondoy a quince de Julio de mil novecientos diez.

Pbro. Bernabé Vivas



Santa Visita Pastoral en Timotes a 15 de Julio de 1910

Vista la anterior solicitud del Venerable Cura de San José de Torondoy, y deseoso de propagar la devoción al Patriarca San José en la expresada parroquia; en virtud de nuestras facultades ordinarias venimos en exigir, como en efecto erigimos canónicamente en dicha parroquia de San José de Torondoy la Cofradía del Santo Patrono con los mismos estatutos que rigen la que se encuentra establecida en esta Parroquia de Santa Lucía de Timotes, los que copiará el Señor Cura en este mismo libro.

+ Antonio Ramón
Obispo de Mérida



Por mandato de Su Sria. Ilmo.
Pbro. Domingo A. Arellano. Scrio.



Nos Doctor Antonio Ramón Silva por, la gracia de Dios y de la Santa Sede Apostólica Obispo de Mérida.

Debiendo la Cofradía del Glorioso Patriarca Señor San José, que con autoridad Apostólica hemos erigido en la Iglesia Parroquial de San José de Torondoy, tener algunos estatutos que la rijan, hemos tenido a bien dictar para su observancia las siguientes:

1. Esta Confraternidad se compone de todas las personas de ambos sexos inscritas en ella; y su objeto es cooperar por todos los medios posibles á la devoción del Glorioso Señor San José, y honrarle en todas las ocasiones procurando imitar sus virtudes para merecer su patrocinio.

2. Tendrá para su estabilidad y gobierno un Director que la será desde ahora el Pbro. Bernabé Vivas, Cura de la Parroquia de San José de Torondoy, y en casa de vacante lo será el que le sucediere en la cura de almas. Sus deberes son: promover el culto del Glorioso Señor San José y el esplendor de sus fiestas por cuanto medios estén a su alcance: admitir los hermanos y hacerlas inscribir en el libro destinado al efecto: nombrar Tesorero, Secretario y Procuradores que le ayuden en su desempeño; y celar el cumplimiento de estas Constituciones.

3. La fiesta principal de la Cofradía se celebrará el 19 de Marzo de cada año con la mayor solemnidad posible. Además habrá otra de segundo orden el día del Patrocinio del Señor San José que cae en la Domínica 3er. después de Pascua.

4. El día 19 de cada mes se dirá misa cantada en el altar del Glorioso Patriarca, descubierta la Imagen con seis hachas de cera y por la tarde se rezarán el Smo. Rosario y las prácticas devotas que actualmente se acostumbran, terminando con plática doctrinal ó lectura espiritual; y al mismo tiempo se exhortará a los hermanos a que se confiesen y comulguen en estos días.

5. Es obligación de los hermanos confesarse y comulgar en la fiesta principal, y contribuir con alguna limosna para el culto del Santo y para el aniversario del os hermanos difuntos. También procurarán asistir y auxiliar a los agonizantes.

6. Todos los años por el mes de Noviembre se celebrará un aniversario por los hermanos difuntos siempre que como lo esperamos haya fondos suficientes ó los hermanos ofrezcan bondadosamente sus limosnas al efecto.

7. En los tres días inmediatos a la fiesta principal, el Tesorero presentará la cuenta del año con el visto bueno del Director al Vle. Sr. Cura para su aprobación. Y cuando satisfechos los gastos de la Cofradía, quedare algún fondo sobrante se impondrá a censo con las formalidades de costumbres.

8. Finalmente, es nuestra voluntad que esta piadosa Cofradía quede bajo el patronato y protección del Vle. Párroco, encargándose encarecidamente supervigile su estabilidad é incremento.

Dados en nuestro Palacio Episcopal de Timotes á quince de Julio de mil novecientos diez.

+ Antonio Ramón
Obispo de Mérida


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T.S.U. RAFAEL ANTONIO PULIDO BLANCO
CRONISTA OFICIAL DEL MUNICIPIO JUSTO BRICEÑO
TORONDOY. ESTADO MÉRIDA. VENEZUELA