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lunes, 15 de julio de 2024

Venezuela Consagrada al Santísimo Sacramento del Altar

LA PARROQUIA ECLESIÁSTICA DE SAN JOSÉ DE TORONDOY TAMBIÉN CONMEMORA LOS 125 AÑOS DE LA CONSAGRACIÓN AL SANTÍSIMO SACRAMENTO DEL ALTAR.

Según fuentes documentales históricos, nos hace referencia que con la instauración de Antonio Guzmán Blanco por 18 años como presidente de Venezuela desde 1870 hasta 1888, se haría llamar “El Ilustre Americano”, después de luchas y rivalidades por su permanencia en el poder. Su período como gobernante del país se caracterizó por muchos avances en la economía y por un marcado proceso de centralización política, con el Gobierno y el propio Guzmán Blanco adquiriendo más peso que los caudillos regionales que hasta el momento habían sido los principales factores de poder en el país. Al inicio de su mandato entraría en conflicto con la iglesia católica y confiscaría una buena parte de sus propiedades y a la expulsión o disolución de varias órdenes religiosas, como lo es el caso del arzobispo de Caracas Silvestre Guevara y Lira. En 1876, coincidiendo con la inauguración del templo Masónico de Caracas, el Congreso Nacional debatía un proyecto para crear en Venezuela una Iglesia separada de la obediencia del Papado. Guzmán Blanco trata de convencer al obispo de Guayana Mons. José Manuel Arroyo, acepte la investidura episcopal pero el Vaticano censura la conducta de éste, quien se retrata. El Papa IX deseoso de ponerle fin al conflicto, designó como Vicario Apostólico al delegado pontificio residente en Santo Domingo, fray Roque Cocchia, para que levantase las suspensiones y entredichos impuestos por el arzobispo Guevara y Lira. Pero Guzmán Blanco le niega la entrada al país y amenazaba con crear una iglesia nacional, separada de la obediencia de Roma. Al poco tiempo Cocchia logra que Guevara Lira renuncie y la paz vuelve a la iglesia, y el gobierno y Roma resuelven con la designación arzobispo grato, el Pbro. José Antonio Ponce, siendo consagrado en noviembre de 1876. De esta manera se calmaría las aguas turbulentas por esa parte. Además, los sitios masónicos eran como adogmáticas, dejando libertad a sus miembros de profesar la religión que cada uno decida o no profesar ninguna. Recordemos que ya Mérida había sufrido las consecuencias con el destierro de Monseñor Juan Hilario Bosset, obispo de ésta, por desconocer la ley de matrimonio civil y el registro de estado civil entrado en vigencia a partir del Primero de enero de 1873.

Por otra parte, en 1882 surgía en la iglesia de Las Mercedes, Caracas, la devoción a Jesús Sacramentado por el Pbro. Juan Bautista Castro, Capellán de la Santa Capilla, fue expansiva el clamor de la feligresía, propone en aquel momento de auge el culto al Santísimo Sacramento, la consagración de Venezuela a Jesús Eucaristía, cuya petición fue expuesta al Episcopado Venezolano y recibida de manera unánime.

La devoción a Jesús Sacramentado fue incrementando, especialmente con la instauración de la adoración perpetua en la iglesia de Las Mercedes, en Caracas, en el año 1882. El entonces Pbro. Juan Bautista Castro, Capellán de Santa Capilla y quien más tarde sería Arzobispo de Caracas y fundador de la Congregación Siervas del Santísimo Sacramento, propone en aquél momento de auge del recto culto al Santísimo Sacramento, la consagración de Venezuela a Jesús Eucaristía. La petición realizada a través de una junta nacional que se conformaría y elevarla al Episcopado Venezolano fue recibida de manera unánime, como mencionamos anteriormente. Los actos preparativos se realizaron el 2 de julio de 1899 en la Catedral de Caracas, presidida por Monseñor Críspulo Uzcátegui Oropeza, arzobispo de Caracas, provisor de Ponce; en el acto solemne todo el país fue consagrado perpetuamente al Santísimo Sacramento del Altar. El documento reza así:

Soberano Señor del Universo y Redentor del mundo, clementísimo Jesús, que por un prodigio inenarrable de tu caridad te has quedado con nosotros en este sacramento hasta el fin de los siglos; aquí venimos a tus pies a proclamarte solemnemente y a la faz del cielo y de la tierra, nuestro único rey y dominador santísimo. A quien consagramos todos nuestros afectos y servicios y en quien ponemos todas nuestras esperanzas. Tú eres nuestro Dios y no tendremos otro alguno delante de ti; en tus manos ponemos nuestra suerte y con ella los destinos de nuestra patria. Mucho te hemos ofendido y como el hijo pródigo hemos disipado en los desórdenes tu herencia; perdónanos y haz que volvamos con espíritu contrito a tu casa y a tus brazos. Recíbenos, salvador nuestro, y concédenos que venga a nosotros tu reino eucarístico. Levanta bien alto tu trono en nuestra República, a fin de que en ella te veas glorificado por singular manera y sea honra nuestra, de distinción inapreciable, el llamarnos la República del Santísimo Sacramento. Te entregamos cuanto somos y cuanto tenemos; cubre nuestra ofrenda con tu mirada paternal y hazla aceptable y valiosa en tu divina presencia. Otra vez te pedimos nos recibas, que no nos deseches, y que este acto de nuestro amor y de nuestra gratitud sea repetido, cada vez con mayor fervor, de generación en generación, mientras Venezuela exista, para que jamás la apartes de tu Sagrado Corazón. Que así sea para nuestra vida del tiempo y después, por los siglos de los siglos. Amén”.

En la actualidad Mons. Enrique Pérez Lavado, obispo de Maturín y Presidente de la Comisión Episcopal de Liturgia de la Conferencia Episcopal Venezolana (C.E.V.), en un comunicado expresaba lo siguiente: “queremos celebrar, con especial afecto y creciente compromiso de vida cristiana y ciudadana, el 125 aniversario de la Consagración de nuestro país al Santísimo Sacramento, renovando con fe, esperanza y caridad esta alianza eucarística de Dios con su amado pueblo que peregrina en Venezuela y propiciar la restauración de la hermandad de todos los venezolanos, dentro y fuera del territorio nacional”. El marte 2 de julio del presente año (2024) se realizaría el aniversario, en muchas partes del país con la procesión del Santísimo Sacramento del Altar. En Torondoy el Pbro. José Gregorio Puente Ibarra oficiaría la misa caída la tarde con la exposición del Santísimo Sacramento. El día jueves 4 se daría inicio las cuarentas (40) horas hasta culminar el día domingo 7 con la solemnidad, cuya organización estuvo a cargo las socias del Santísimo Sacramento del Altar de la Parroquia Eclesiástica “San José de Torondoy”, fundada ésta el Primero de junio de 1930. Se tomó como escenario todo el Altar Mayor del templo; en las gráficas podemos apreciar. Las cuarentas horas trascurría desde las 8:00 A.M. hasta las 6:00 P.M. y culminaba con la Eucaristía, durante el día los sectores, sociedades y cofradías asistían a la hora establecida.

Haciendo un poco de historia local, 1961 con el Pbro. Marcos A. García administrador parroquial de San José de Torondoy, de la entonces Arquidiócesis de Mérida junto con la Sociedad del Santísimo Sacramento se hablada de la celebración de las cuarentas (40) horas, el padre hacía hincapié que se realizara, ya que tenía muchos años que no se hacía en esta población (Torondoy) y era una deuda muy sagrada que el poblado tenía con Jesús Sacramentado. En efecto, la actividad religiosa se llevó a cabo los días 29, 30 y 31 de octubre de 1961, bajo una programación. Las socias que se destacaban o estaban siempre activas para ese momento eran: Bárbara Rangel de Parra (presidenta), Arminda de Moreno, Victoria y Victoriana González, Francisca Suescun, Juana de Díaz, Lucia de Pulido, Josefa Olivares, Perpetua Albarrán, Juana Moreno Valero, Carmen Moreno Valero, Berenice de Moreno, Micaela de Calderón, María Lacruz, Fernanda Ramírez, Felipa Balza, Eleazara Díaz, Rosita Moreno, Rosa Bustos de Torres, entre otras.

Como dato curioso tenemos: con el terremoto ocurrido el 26 de marzo de 1812 y haber dejado pérdidas de bienes materiales y humanas en gran parte del territorio del país, el sentimiento católico del pueblo merideño, las autoridades civiles y eclesiásticas consideraron oportuno resolver que anualmente se celebrara una fiesta al Santísimo Sacramento. Posteriormente ocurriría el Gran Cataclismo de Los Andes Venezolanos del 28 de abril de 1894, las Autoridades Civiles y Eclesiásticas del entonces Distrito Torondoy, firmarían un acuerdo de fecha 31 de mayo del referido año, en donde se haría una misa al Sagrado Corazón de Jesús, con procesión del Santísimo Sacramento del Altar, cuyo propósito de pedirle al Todopoderoso mantenga alejado a toda la comunidad de las consecuencias destructoras, es decir, de los grandes desastres naturales. Pero, aun más, en el año 1971 se hundiría una cuarta parte de la entrada del poblado de Torondoy, debido a la vaguada que azotó también gran parte de la jurisdicción. Los moradores perdieron por completo sus viviendas. Al poco tiempo y por iniciativa de los curas administradores harían misas como un acto de fe para la protección del lugar de sus pobladores, incluso se hizo el primer viacrucis viviente en el sitio mejor conocido como “Hoyo Caliente”, lugar devastado por las lluvias, estaba en ese momento el padre Pbro. Efrén Barrospárez Ariza a cargo de la Parroquia Eclesiástica “San José de Torondoy” entre 1971 a 1973. En la década de los ochenta se construiría una capilla y una cruz en el referido lugar.

En conclusión, el comunicado de Monseñor Pérez Lavado nos invita a prepararnos en la fe y la gracia de Dios en el aniversario de los 125 años de la consagración de nuestro país, Venezuela, al Santísimo Sacramento del Altar y para la renovación solemne de la misma, que se extenderá hasta noviembre del presente año (2024), que sea un tiempo de abundantes bendiciones y renovar la fe del pueblo de Dios. El mismo mensaje lo expresó el Pbro. José Gregorio Puente Ibarra en la Eucaristía del domingo 7 que “estos 125 años sea para prepararnos y unirnos para los venideros años y mejorar a mí país, tu país, nuestro país”; insiste el padre que el próximo año se haga lo mismo para que la fe y la esperanza prevalezca. Complementando con la eucaristía se sacó en procesión al Santísimo Sacramento del Altar por las principales calles del poblado.

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