OFICINA DEL CRONISTA OFICIAL DEL MUNICIPIO JUSTO BRICEÑO, TORONDOY

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SOLIDARIDAD

HISTORIA DE LA CAMPANA DEL TEMPLO PARROQUIAL SAN JOSÉ DE TORONDOY

En el año 2019 le dirigí una misiva al Pbro. Jaimez Díaz, administrador parroquial para el momento, le hacía mención que, ya toda la feligresía nos habíamos dado de cuenta del estado deplorable de la campana mayor del templo parroquial, hasta hace poco tiempo dejamos de escucharla con el tomo singular de costumbre. Los años que tiene de existencia en esta parroquia ya fueron suficientes visto por varias generaciones de sus habitantes.

Haciendo un poco de historia, cuando escribí mi primer libro titulado “Crónicas de Torondoy” en el 2008, sugerí que esta campana no se le causada más daño por los años de antigüedad, bien pudiera las autoridades tanto civiles como eclesiásticos hacer hincapié en adquirir una nueva. Además como dato curioso, si nos fijamos en el grabado que dice: “Meneely Bell Company, Troy. N.Y., U.S.A. A.D. 1896”, es decir, fue una empresa de fundición establecida inicialmente en 1870 por Clinton H. Meneely, a un lado del río Hudson en la ciudad de Troy, Nueva York, en Estados Unidos. Posteriormente se reorganizaría la empresa en 1879 quedando con el nombre definitivo Compañía Meneely Bell; nombre este que se mantuvo hasta el año de su cese en 1952. La siguiente sigla que tiene el grabado de la campana es A.D., es la abreviación de Anno Domini que significa “en el año del Señor” de 1896.

Ahora bien, la pregunta que se nos ocurre en este momento es ¿cómo llegó esta campana a Torondoy? Lo puedo deducir de la siguiente manera: también en el libro que publiqué hice mención de las visitas de Monseñor Antonio Ramón Silva, consagrado obispo de la Diócesis de Mérida en enero de 1895, la primera fue el 12 de octubre de 1896, primera vez que una persona eclesiástica pisaba tierras de Torondoy. Aquí pudo observar los daños considerables que había sufrido la capilla existente a consecuencia del terremoto de los Andes Venezolanos ocurrido el pasado 28 de abril de 1894, que había causado grandes estragos en toda la región andina. Llevándose consigo a su retorno ideas y el clamor de los feligreses para las reparaciones generales del pequeño espacio físico de adoración. Posteriormente, en febrero de 1907 se estaría organizando nuevamente la presencia del Ilustrísimo Señor Obispo al poblado de Torondoy. Con esta segunda visita se concretaría la idea de construir un nuevo templo de envergadura, en mutuo acuerdo entre las autoridades civiles y eclesiásticas. Al año siguiente se hizo todo lo pertinente para la adquisición de los terrenos necesarios para la ampliación de la edificación, con los planos en mano diseñados por el propio Monseñor Silva, en cuya responsabilidad recayó con el Pbro. Bernabé Vivas, párroco de la localidad y quien en varias oportunidades encabezó la Junta de Fomento del Municipio Cabecera. Cabe destacar que la obra se prolongó por muchos años, y la lamentable pérdida de Monseñor Silva en 1927 nunca vio cristalizado su proyecto, sobre todo la parte del campanario del templo, todavía sin construir.

No fue sino el 4 de octubre de 1949 ante una gran multitud de personas, en especial la visita de Monseñor José Humberto Quintero, Vicario General de la Arquidiócesis de Mérida, el padre Pbro. Felipe Santiago Jerez González, labor pastoral reconocida por todos los habitantes emprendida desde 1942, Monseñor Quintero estaría bendiciendo el frontis y la torre del templo parroquial. La campana, a la que nos referimos anteriormente, ocupó el sitial de honor en el nuevo campanario; también el reloj de cuerda se estrenaba para el momento.

Como pueden ver, fueron muchos años de clemencia, de dificultad, pero sobre de esperanza para todos los habitantes. Hasta la presente no hemos podido tener datos precisos con respecto a la campana, ya que los documentos parroquiales existentes, hoy en día reposan en la biblioteca de la Arquidiócesis de Mérida. Deduzco que la campana se adquirió durante la construcción del templo, bien sea que Monseñor Silva hizo las diligencias pertinentes y la adquirió en la ciudad Emeritense antes de su muerte. La otra forma sería se compró en alguna casa comercial en Maracaibo, recordemos la gran ventaja que había para la comercialización entre Torondoy hacia el exterior del país.

Lo cierto del caso, ya son 123 años (hasta el 2019) que tiene la campana de haberse fabricado, lo otro es, que actualmente se han sacado normativas legales para la protección y resguardo de tantos bienes patrimoniales tangibles e intangibles a nivel nacional, como por ejemplo: la que se publicó en Gaceta Oficial de la República de Venezuela Nº 26.320 de fecha 2 de agosto de 1960, la Junta Nacional Protectora y Conservadora del Patrimonio Histórico y Artístico de la Nación declaró Monumento Histórico Nacional todas las Iglesias y Capillas antiguas que existen en el territorio nacional, incluyendo en la declaración todos los objetos (campanas, pilas bautismales, otros), obras de arte coloniales, altares, imágenes, púlpitos, joyas, obras pictóricas, entre otros. Todas estas pertenencias se incorporarían legalmente al Patrimonio Histórico y Artístico de la Nación. También se logró con el primer censo que hizo el Instituto de Patrimonio Cultural durante los años 2004 a 2011 se publicó en un cuaderno en digital titulado catálogo del patrimonio cultural, en donde se incluyó, además del municipio Justo Briceño, los municipios vecinos Julio César Salas y Tulio Febres Cordero, declarándolos Bien de Interés Cultural, según Resolución Nº 003-05 de fecha 20 de febrero de 2005, quedando las mismas sometidas a las disposiciones contempladas en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, la ley de Protección y Defensa del Patrimonio Cultural y su Reglamento y demás normas que rigen la materia.

Con todo esto, ya le había mencionado al padre Jaimez Díaz en esos mismos días, sobre la posibilidad de crear una Junta Pro Campana, en donde la misma se encargaría de ahora en delante de crear un fondo especial para la adquisición de una nueva campana, que de verdad lo amerita tenerla en la torre del templo parroquial San José de Torondoy, por más que le hagamos remiendos a la existentes no va a quedar igual el sonido singular y peculiar como estábamos acostumbrados a escucharlo. Invito como un habitante más de esta importante población y preocupado por todos los bienes culturales, a toda la iglesia católica y no católica de la jurisdicción, para que contribuyamos en esta importante labor que asumiremos en tiempos difíciles, pero con el favor de Dios y todos los Santos que se resguardan en este majestuoso templo saldremos victoriosos de este reto con nuestra consigna “Campana nueva para Torondoy”.

Entre tanto, en la espera de nuevas campanas, la vieja se podría exhibir en un lugar del templo para el público en general, así como otros objetos de valor patrimonial que reposan en el Templo y Casa Parroquial. Que tal, si bien pudiera ser el Museo Religioso de la localidad.



SI ESTA EN LA DISPOSICIÓN DE COLABORAR, ANEXAMOS EL OFICIO HECHO POR EL COMITÉ PRO CAMPANA, Y UN DIOS SE LO PAGUE CON VIDA Y SALUD.







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